viernes, 24 de julio de 2015

¿Qué se siente estar en un Jamboree Mundial?


Ahora que se acerca el Jamboree de Japón y muchos scouts están llegando a Asia, me hizo recordar muchas cosas cuatro años atrás. 

El sueño de todo scout (además de lograr obtener su pañoleta y hacer la Promesa), es sin duda, ir a un Jamboree Mundial. No conozco a ningún scout al que no le guste la idea de convivir con scouts de todas partes del mundo y aprender las diferentes formas en las que el escultismo cambia a las personas. 

Es una experiencia que no puedes dejar pasar, hay scouts que se esfuerzan muchísimo por poder ir porque, como sabes, no es un evento que esté muy alcance de nuestros bolsillos, pero hay quienes con orgullo pueden asegurar que se esforzaron por llegar hasta. Hay quienes sus papás pueden permitirse enviar a sus hijos, pero como sea la razón, el chiste es poder vivirlo, recordar esa experiencia siempre, poder conservarla intacta en la mente. 

Pues bien, ¿qué se siente ir a un Jamboree Mundial? 

Creo que lo primero que se viene a mi mente es el orgullo que te da representar a tu país. Hay un momento en la inauguración del Jamboree en el que presentan las banderas de todos los países, pero cuando tu país está delante de todos, es cuando reconoces el orgullo y honor que sientes al llegar de tan lejos y mostrarle al resto del mundo (literalmente) de donde vienes. Y hablando de inauguración, es un mar de scouts. Escuchas acentos e idiomas que nunca antes habías oído, uniformes de otros colores, personas de diferentes tamaños y color de piel pero que al final están ahí por la misma razón que tú: aman al escultismo. Y no sólo eso, todos, todos están felices. Scouts felices de todo el mundo reunidos con el mismo objetivo, celebrar la vida. 


Lo segundo es todos los amigos que consigues. Si un campamento nacional siempre te dejaba satisfecho por las increíbles personas que conocías, ¿podrías imaginar hacer amistad con un scout de otro país? 

También están las cosas nuevas que aprendes. La comida, la cultura, los idiomas, las diferentes maneras de llevar el escultismo en todos esos países pero que al final es uno mismo, es increíble lo mucho que puedes aprender en tan sólo diez días. Es como viajar alrededor del mundo tan sólo por conocer a scouts de todos esos países, sin necesidad de ir a ellos.

Las lágrimas. Si eres de esos que nunca llora porque casi nada logra conmoverlo, o por el contrario, lloras por todo practicamente, el Jamboree es el sitio de las lágrimas de la felicidad. Hay tanto amor y tanta alegría en este lugar que es imposible no sentirse así de feliz. En las inauguraciones, al representar a tu país, en la clausura, al despedirte de tus nuevos amigos... En fin, es un mar de lágrimas. 

Hasta ahora, tengo que resumir que el Jamboree es el Disneyland de los scouts

El Jamboree es tu hogar. Aunque puede que todo campamento al que vayas sea tu hogar, este literalmente lo sientes como uno. Imagina vivir diez días sin escuela, sin papás, sin preocupaciones, alrededor de más de 50 mil scouts de todo el mundo, sin celular (porque así lo viví yo) y en medio de la naturaleza. No recuerdo otro momento de mi vida en el que fui así de feliz. 

Pocas veces extrañas tu hogar, no tienes tiempo de añorar tu casa o a tu familia porque resulta que ya estás en casa, con una enorme familia. 

... Lo único que sí extrañas es la comida de tu país. 

No paras de sorprenderte. Un Jamboree Mundial es una sorpresa constante, tanto por los scouts y sus diferentes culturas y la manera en la que puedes valerte por ti. Aprendes mucho con la convivencia, hacer amigos nuevos, ver las diferentes maneras en las que las personas llevan el escultismo a través de su uniforme, de las canciones en otros idiomas, en los juegos, en las tradiciones. Definitivamente nunca te aburres en un Jamboree.

Justo cuando estás en el avión de regreso a tu país, no quieres volver. Sientes en todos tus hermanos la misma sensación de tristeza. Llegas a tu casa y todo te parece extraño, tardas días en volver a acostumbrarte, y lo que viviste en el Jamboree parece un sueño que no crees que en verdad experimentaste, así de increíble es esta experiencia.

Cuando intercambias pañoletas, llegas a casa, les das un lugar, un espacio entre tus cosas como tus grandes trofeo, ves que en realidad sí viviste esta experiencia y lo mejor es que cada pañoleta, playera, parche, bandera o traje típico que cambiaste tiene una historia y es de un valor incalculable para ti, es la única vez en la que cosas materiales tienen tanto significado para ti.

El Jamboree también es una máquina de milagros.
Cuando tuve la bonita oportunidad de asistir al Jamboree de Suecia, siempre es sabido que puedes llevar cosas tradicionales de tu país para intercambiar con otros scouts. Pues bien, en México una de las cosas más vistosas son los sombreros charros, así que decidí que era buena idea llevar uno ya que otros amigos míos que ya habían ido al Jamboree de Inglaterra, me habían recomendado que llevara uno, ya que estaban muy cotizados entre los scouts de otros países y debía cambiarlo por algo de mucho valor. Durante todo el trayecto hacia Suecia, pensé muy bien porque cosa quería cambiar el sombrero charro: un kimono. Así que los primeros días del campamento salía con el sombrero charro puesto para ofrecerlo y ver qué podían darme a cambio. Es increíble cuántas propuestas de diferentes tipos conseguí, va a sonar muy raro pero había scouts de otros países que incluso, te ofrecía sexo a cambio de eso. Por evidentes razones no accedí a este tipo de propuestas. El punto es que siempre que llegaba a un campamento japonés y pedía intercambiar el sombrero, se reían de mi y querían hacer trueque por cosas que realmente no eran el equivalente en valor del sombrero: playeras, pañoletas, parches. Estuve así unos días más cansada de que los japoneses no se tomaran en serio la propuesta de cambiar un sombrero por un kimono hasta que, en el Jamboree había un área denominada "swap zone" (algo así como zona de intercambio), en donde todos colocaban las cosas como si fuera un mercado y tú llegabas a ofertar lo que tenías, arreglando así un trueque. En fin, justo cuando estaba cansada de cargar con el sombrero, decidí llegar con dos chicas de Japón a intentar una vez más cambiar el sombrero... Comenzaron por reírse como todos los demás de su país y vi cómo guardaban un kimono en una bolsa, justo cuando ya me iba me dijeron "esto es para ti"... obviamente quedé en shock porque por fin tendría un kimono, cuando les entregué el sombrero contestaron "no, el kimono es un regalo" ¡no podía creer que me estuvieran regalando un kimono y además, sin algo a cambio! Fueron tan lindas y amables que hicieron por completo mi Jamboree, mi objetivo había sido tachado de la lista y además, fue de la mejor manera. Así que decidí hacer lo mismo. Como todavía tenía el sombrero charro, me senté en la swap zone a esperar a alguien que de verdad quisiera el sombrero. Se acercó una chica de Polonia y me dijo que en verdad quería el sombrero: "me encanta México y de verdad no he tenido tanta suerte para conseguir un sombrero, ¿qué te gustaría a cambio?" me sentía tan bien por lo que me había sucedido que le dije que nada, podía quedárselo si ella quería. Supongo que mi cara fue bastante parecida a la chica de Polonia, porque estalló de felicidad y hasta me abrazó, pensé que en cualquier momento iba a romper en lágrimas. Pero fue así como gracias a una acción seguramente esa cadena de amabilidad siguió.

Y siguiendo con un par de cosas que te suceden en el Jamboree es que también te enamoras unas treinta veces al día. Hay tanta variedad de scouts tan guapos de todas formas posibles que es imposible que los ojos no se te pierdan en tanta belleza (bendito, bendito B-P).

Las cosas en un Jamboree están muy bien organizadas. Incluso para colocar las tropas y patrullas de todos los países participantes enumeran los lotes y las divisiones de los terrenos como si fueran calles y cuadras, es un esfuerzo en conjunto de los organizadores que con mucho tiempo deben ver todo este tipo de logística para que el Jamboree sea una experiencia de lo mejor posible.

Te da muchísimo orgullo representar a tu país. Con cada baile folklórico que presentan, los trajes, la comida, la bandera, toda la cultura, hay muchos otros scouts que se maravillan de saber de dónde vienes y siempre existe ese "¿De verdad eres de México? ¡Me encanta México!"

Hay muchas sensaciones, emociones y sentimientos que experimentas en un Jamboree Mundial que creo que jamás podría terminar de mencionar, porque en realidad es una experiencia que todos los scouts deberían vivir. Disfrutarlo como si fuera la única experiencia en la vida y además recordarlo es la mejor manera de hacerle justicia al sacrificio y esfuerzo de llegar hasta allá.

Mucha suerte a nuestros hermanos scouts en Japón. 






1 comentario:

Unknown dijo...

Ahora quiero aún con más ganas ir a un Jamboree mundial. :')