miércoles, 20 de marzo de 2013

#ScoutQueSeRespeta ♥



Podría poner muchos de mis verídicos pretextos para decirles por qué no escribí durante todo este tiempo, pero creo que están de más, la verdad es que como siempre que pasa cuando dejo pasar las publicaciones en el blog, he extrañado muchísimo hacer entradas. Tengo muchos temas de los cuales podría hablarles (porque sí, sépanlo, estuve sin inspiración) pero me contengo para dejarlos para después. Cambiando un poco la dinámica del blog; dejo esto de mientras, tómenlas y úsenlas para lo que quieran.

(Por cierto, hagan click en ellas para ver en tamaño real).
















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domingo, 3 de marzo de 2013

No gracias, prefiero acampar.


Despertar. Sentir la piedra clavándose en el arco de la espalda. Dolor en casi todos los músculos. Pasar frío como nunca. Dormí en la orilla. Quién sabe quién ronca tan fuerte.

Entre esas cosas y más, puedo soportar.

No olvidaré cómo y en dónde me hice cada una de las cicatrices que tengo, tampoco olvidaré todas esas vistas magnificas de paisajes que parecen irreales, esa vez en la que estuve a punto de arriesgar mi vida por el simple placer de acampar.  Cada campamento tiene una historia digna de contarse, un momento, un flashback que me hace sonreír. Tiene pretextos que le dije a mis amigos para no ir a esa fiesta o reunión, tiene tareas pendientes que estuve a punto de no entregar, tiene esa sensación tan deliciosa de llegar a casa, comer y dormir como roca sin preocupaciones.

Me gusta acampar, vivo para eso, me gusta sentir el aire tan puro de las montañas, me gusta ver como los rayos del sol por la mañana se filtran por la casa de campaña, me gusta el color de mi sleeping bag, me gusta como mis botas de campismo y yo somos grandes compañeros, me gusta el delicioso sabor del café cuando estoy sentada en un tronco junto a la fogata, me gusta mirar al cielo y ver cómo el verdor de los árboles recorta el borde, me gustan mis cicatrices y hasta presumo cada una de ellas, me gusta saber que el camino no puede contra mí.

He escrito mi juventud de la manera más maravillosa, entrando en contacto con la naturaleza. En estos tiempos donde el sexo vende y el alcohol desinfecta el mal de amores, la mejor protección que me conseguí fue el escultismo. Para cuando las canas y arrugas ya hayan tomado mi vida bajo su control, recordaré mi juventud como la más grande de las aventuras, sabré que no desperdicié ni un momento en este mundo porque lo exploré totalmente, porque conocí el frío y calor extremos, porque en mi mente se grabó el paisaje de una playa a la que quizá nadie asistirá jamás.

Me gusta mi uniforme, y el uso que le doy a mi pañoleta. Me gustan las puestas de sol en un campamento en la playa, me gustan las carcajadas que rompen con el silencio de una noche, me gusta encontrarme con animales libres, tan libres como mi espíritu para explorar. Me gusta conocer plantas y territorios que nadie más sabrá, me gusta hacer mi mochila de campamento media hora antes de la hora acordada.

Por eso, cuando cancelo fiestas por campamentos, no me arrepiento en lo absoluto. Tiempo hay para todo, y mi juventud es para aprender, conocer, explorar. No pienso desperdiciarla, mi tiempo en esta vida es tan corto como para perderme el café por las mañanas frente a una fogata. No juzgo a quienes deciden irse de fiesta, pero esta es mi manera de vivir, este es el homenaje que le doy a mi vida y es así como deseo recordarlo por siempre.

No puedo esperar para irme de campamento de nuevo.