Novio ♡ scout.

De mil y un temas que pude escoger para hablar del escultismo, no sentí que con algún otro me pudiese expresar a mis anchas como con éste. Decidí que por re-inauguración de blog, este tema auguraría buena suerte.
Y bueno, como hoy quiero ponerme muy cursí, decidí escribir sobre esto por que muchas nos identificaremos. Todas nos hemos enamorado de un scout (y si no lo has hecho, pués lamento informarte que no has sido una chica scout en plenitud) de otra sección, mayor o menor, de otra provincia, de otro grupo, un amor platónico, un amor imposible, pero al fin y al cabo... Un chico rudo y bruto, con buenos deseos de dejar este mundo en mejores condiciones de cómo lo encontró, caballeroso, atento y siempre alerta. El amor, es el sentimiento más hermoso entre los sentimientos más importantes del ser humano pero, al compartir el amor por el escultismo es una sensación de enamoramiento que, en lo personal, jamás había experimentado y es maravillosa. Caminar con esa persona de la mano en los campamentos, en el calor o en la lluvia, que te ofrezca su camisola cuando tienes frío, que con amor te deje usar su pañoleta de promesa ¡o mejor! que en una muestra desinteresada de cariño te la obsequie, que no deja que se te toque un cabello en algún juego de desfogue porque de ser así, aplica venganza. Fuerte, aguerrido, pero de buenos sentimientos, dan ganas de protegerlos aunque sean tan salvajes :), son ellos los que nos hacen el escultismo muchisímo más dulce e interesante (que no veo por qué si es escultismo por si solo es increíble). Es bonito y admirado, ver, cuando una pareja scout, (hablo de las que les tocó enamorarse de provincia a provincia) lucha por volver a verse después de un campamento nacional, no importa la distancia, las peleas, las cosas que han de encontrarse en el camino, siempre se lucha y prevalecen las ganas de volver a estar juntos. Aunque, por razones que no están en nuestras manos (sí, digo nuestras porque lo viví) la separación es inevitable. Sólo quedan los buenos recuerdos de una fogata y un beso, de un sleeping a las estrellas, de mil sonrisas y canciones scouts compartidas, pesa porque él fué el scout de tu vida, o de tus campamentos, o el scout de tu pañoleta de promesa... Es difícil vivir sin ellos, pero cuando se es scout no hay más que reír y cantar en esa dificultad en específico, que vaya, es bastante complicada. El amor scout ha trascendido en mil y una formas, viven en el corazón de quienes tuvieron el valor de amar a un/a scout, hay quienes logran estar juntos por siempre y ahora crían juntos a castores felices, o hay, simplemente, quienes siguen soñando despiertos por un amor como éste. Por la razón que sea, un novio scout es mil veces mejor. Conoces sus caras al despertar por las mañanas de campamento, son quienes ven que caes en una excursión y son los primeros, junto a tí, al pie del cañón, son quienes te toman de la mano en los campamentos nacionales y en lo que duren, no te sueltan. Son quienes se preocupan por tí, y una que otra vez cancelan un campamento si no vas tú (pero no lo hagan, no es necesario). No tengo mucho para describirles cómo es el amor scout, y mucho menos para describir a estos hombrecitos con pañoleta, pero si alguna vez lo experimentas, o ya lo has hecho, seguramente lo que te dije pudo haber bastado.