Sí, estoy melancólica. Estoy escribiendo porque mi vida ha sufrido una fuerte sacudida. Y por eso decidí escribirle de nuevo a la fuerza que me mantiene cuando no quiero seguir, cuando necesito apoyo, cuando no encuentro respuestas, cuando tengo muchas preguntas, cuando soy feliz también: el escultismo.
Estos días han sido de mucha reflexión. De introspección. De mirar hacia atrás.
Y me di cuenta, que en el 70% de mis decisiones, el escultismo ha tenido que ver mucho. Sin importar en qué ámbito de mi vida me esté refiriendo, y por supuesto si te pones a analizar cada cosa que has hecho probablemente también descubras que es así.
Para comenzar (y ya sé que sonará a cliché) ha cambiado mi vida. Si bien no es todo el cambio que he querido ver, al menos sí me ha ayudado a ser la mejor versión de mi misma, la mejor de lo anterior que fui. Desde que tomé la decisión de ser scout hasta hoy en día (que es ser scouter), me di cuenta que yo misma he evolucionado con el color de las camisolas, con el ir y venir de mis hermanos scouts, con el aprendizaje que me han dejado y por supuesto la manera en la que río y canto con o sin dificultades.
Ha sido una principal línea de apoyo en mis momentos más difíciles, porque curiosamente la mayoría de las personas a las que quiero comparten conmigo la felicidad de ser scout. Me ha dado personas increíbles, mis mejores amigos y grandes hermanos y maestros. Me deJó a una persona que amo, por lo cual siempre estaré agradecida, pero lo que es más importante, propició mi encuentro conmigo misma.
Me enseñó a desafiar mis límites, a creer en que podía hacer las cosas, me dio nuevas virtudes y herramientas para trabajar en mis defectos. Me dio un estilo de vida, que muchas veces he sabido aprovechar, y que otras tantas no, pero vamos nadie es un scout perfecto, pero todos nos esforzamos a nuestra manera.
Me dio increíbles paisajes, me mostró ciudades y personas que jamás pensé que descubriría por mi cuenta, ha sido la antesala de mis aventuras. Vi estrellas fugaces, miles de veces las pequeñas formas de las llamas recortar el cielo, me acostumbró a dormir en un sleeping, a caminar y esforzarme por llegar a la cima a pesar de las imposibilidades. Me dio la motivación para enfrentar esto en el campo y en la vida real.
Me enseñó a convivir con personas de todas las edades, a encontrar en las diferencias verdaderos amigos, me dio motivos para sonreír y para ejercitar mis posibilidades de viajar...
Y actualmente me ha dado razones para pasar a scouts más jóvenes todo esto que amo y aprendí, porque me encantaría que algún día también volteen hacia atrás y se den cuenta de todo lo maravilloso, inverosímil, impactante y renovador que te puede brindar el escultismo. Hago mi mejor esfuerzo como scouter, y espero perfeccionar todos los días esta capacidad de enseñar a los demás para que también se sume a todas mis experiencias de una aventura de por vida.